
Cuando hablamos de inteligencia en la Bienal de Venecia 2025, la exhibición principal la categoriza ampliamente en tres dominios: natural, artificial y colectiva. Si bien se ha prestado mucha atención a las performances robóticas, los experimentos materiales orientados hacia el futuro—como los ladrillos de estiércol de elefante de Boonserm Premthada o la exhibición de picoplancton hipnotizante de Canadá—una forma de inteligencia colectiva, a menudo pasada por alto pero crítica, radica en el acto de archivar.
Varios pabellones nacionales muestran esta inteligencia colectiva a través de exposiciones bellamente curadas: el ingenioso juego de escalas del Pabellón Español, por ejemplo, presenta modelos meticulosamente elaborados que invitan a una lectura atenta y al deleite. Estas colecciones curadas ofrecen una instantánea del presente y, en algunos casos, gestos hacia el futuro. Pero sin involucrarse críticamente con el pasado, sin documentar y dar sentido a nuestro conocimiento espacial y arquitectónico compartido, el potencial de la inteligencia colectiva permanece incompleto. Archivar no es simplemente un acto de preservación; es una herramienta generativa para proyectar nuevos futuros.
Basándose en nuestra anterior conversación con los curadores del Pabellón de Hong Kong, este artículo explora cómo el archivo arquitectónico puede servir como un método vital para informar y expandir nuestra comprensión de la inteligencia colectiva—y por qué puede ser más relevante para el futuro de la arquitectura de lo que pensamos.
Artículo relacionado
Más allá del plano: archivar la arquitectura como inteligencia colectivaEl archivo como herramienta: de la preservación a la provocación
Un archivo bien curado—anclado por un tema claro y una amplia selección de obras—hace más que preservar el pasado. Lo reinterpreta. Establecer comparaciones inesperadas y volver a enmarcar ideas familiares ofrece no solo significado, sino inspiración. Archivar arquitectura nos permite revisar proyectos y metodologías pasadas, no simplemente para exhibirlos, sino para reescalar, recontextualizar y representarlos a través de una lente contemporánea. Este proceso puede revelar conexiones entre proyectos que podrían no haber sido considerados uno al lado del otro, ofreciendo una nueva perspectiva sobre cómo se ha hecho la arquitectura—y cómo podría hacerse de manera diferente.

A través de modelos, dibujos, diagramas, bocetos, videos e incluso estructuras reconstruidas, el archivo se convierte en una herramienta para la reflexión crítica. Cuando se ensamblan colectivamente, estos materiales forman un cuerpo de conocimiento que invita tanto a los profesionales como al público a volver a involucrarse con la historia arquitectónica desde nuevas perspectivas. Al hacerlo, podríamos comenzar a ver la arquitectura no solo como un registro de intenciones pasadas, sino como un sistema vivo de ideas—uno que evoluciona a través de la reinterpretación. ¿Podría cambiar la forma en que vemos la arquitectura de esta manera desbloquear nuevas formas de inteligencia colectiva?

Una exhibición notable en Venecia por AMO/OMA en la Fondazione en París - aunque no está obligada a responder directamente al tema de la Inteligencia de Carlo Ratti - hace precisamente esto. Titulada "DIAGRAMAS: Un proyecto de AMO/OMA", la exhibición proporciona una impresionante base de datos para una reinterpretación y regeneración del conocimiento en torno a los diagramas. Una muestra minuciosamente investigada y precisamente curada, donde diagramas de diferentes generaciones, sobre diferentes temas, con diferentes localizaciones, se agrupan, desagrupan y se colocan uno al lado del otro, formulando un diálogo sobre la sabiduría colectiva del pasado en relación a los diagramas. No solo se re-presenta esto al público y se involucra con un tema claro sobre los diagramas y su evolución, sino que también sirve como una base de datos tremendamente inspiradora para investigadores, estudiantes y profesionales por igual—para encontrar formas de utilizar el diagrama de manera diferente al aprender de tal vasta información del pasado.

Modelando lo existente: capturando cómo se habitan los edificios
A menudo construimos modelos durante el proceso de diseño como un medio para probar y visualizar resultados potenciales para un edificio, así como utilizamos dibujos a escala para explorar y comunicar diferentes ideas y ejecuciones arquitectónicas. Sin embargo, lo que podríamos comenzar a considerar de manera más intencional es la práctica de construir modelos de la arquitectura existente. ¿Podría este modo activo de observación y documentación ofrecer una forma igualmente importante, o quizás incluso más perspicaz, de entender la arquitectura, el espacio y el diseño? En lugar de enfatizar únicamente la originalidad y la 'novedad', debería alentarse una mayor sensibilidad hacia la interpretación, la documentación y el análisis como un método válido y enriquecedor de estudio arquitectónico.

Esto no es diferente a cómo las escuelas de arquitectura a menudo enseñan a través del estudio de precedentes, donde se pide a los estudiantes que reconstruyan modelos de edificios ejemplares. Sin embargo, en lugar de centrarse solo en recrear conceptos de diseño o explorar la intención de diseño original a través de diversas técnicas de modelado y dibujo, ¿y si cambiáramos nuestro enfoque? ¿Qué pasaría si priorizáramos recrear el diseño a través de una síntesis de datos de observación in situ y documentación existente, capturando cómo un edificio ha envejecido, cómo se utiliza actualmente, cómo ha sido modificado e incluso cómo se ha deteriorado con el tiempo? Este enfoque alternativo puede ofrecer una comprensión más matizada y rica de la arquitectura como una realidad vivida y en evolución.

Igualmente importante es la documentación de historias, patrones de uso y la experiencia vivida del espacio. En el caso del archivo de Hong Kong, los dibujos van más allá del ámbito de la representación técnica para convertirse en registros de actividad humana, capturados a través de observaciones cuidadosas y fotografía. Este enfoque cambia el foco de aspectos puramente técnicos como la estructura, la forma y la materialidad para incluir las dimensiones más intangibles de la arquitectura: cómo se habitan, adaptan e improvisan los espacios con el tiempo. Estos usos improvisados—modelados no solo por diseñadores sino también por las prácticas cotidianas de las comunidades locales—revelan una comprensión más rica y matizada de la arquitectura como una construcción social y cultural, no solo física.
Curando el futuro: cómo los archivos moldean la continuidad arquitectónica
Un futuro moldeado por un pasado más curado, sensible e interpretado selectivamente plantea preguntas importantes sobre el papel del archivo en la inteligencia arquitectónica. Si abordamos el archivo no meramente como un repositorio pasivo, sino como un instrumento activo y en evolución de curaduría—uno fundamentado en la precisión, exactitud y cuidado—¿podría servir como un marco vital para producir conocimiento futuro? La efectividad de tal archivo depende no solo de la selección meticulosa y representación de sus contenidos, sino también de su capacidad para percibir y responder a las perspectivas de aquellos que interactúan con él: los expositores, los espectadores, los investigadores y el público en general. Es a través de esta sensibilidad relacional que el archivo trasciende su papel convencional, convirtiéndose en un medio a través del cual el conocimiento no solo se almacena, sino que se reactiva y reinterpreta a lo largo del tiempo.


En tal modelo, la pregunta ya no es solo qué preservamos, sino cómo lo presentamos y a quién. ¿Pueden estos archivos servir como herramientas para asegurar que formas críticas de conocimiento, especialmente aquellas incrustadas en culturas materiales específicas, técnicas de artesanía y formas de construcción, no se pierdan? ¿Pueden ellos cerrar las brechas generacionales e industriales que a menudo amenazan la continuidad de la inteligencia arquitectónica? Esto requiere más que documentación—demanda una cultura de transmisión, donde el aprendizaje siga siendo un deseo continuo, y donde tanto individuos como instituciones estén comprometidos a transmitir entendimientos matizados de tradiciones constructivas, técnicas y prácticas espaciales vividas. El archivo del futuro, entonces, no se trata solo de preservación—se trata de compromiso, activación y la voluntad de aprender y reimaginar, una y otra vez.

Este artículo es parte de los temas de ArchDaily: ¿Qué es la Inteligencia del Futuro?, presentado con orgullo por Gendo, un copiloto de IA para arquitectos.
Nuestra misión en Gendo es ayudar a los arquitectos a producir imágenes conceptuales 100 veces más rápido al enfocarnos en el núcleo del proceso de diseño. Hemos construido una herramienta de IA de vanguardia en colaboración con arquitectos de algunas de las firmas más renombradas como Zaha Hadid, KPF y David Chipperfield.
Cada mes exploramos un tema en profundidad a través de artículos, entrevistas, noticias y proyectos arquitectónicos. Te invitamos a aprender más sobre nuestros temas. Y, como siempre, en ArchDaily valoramos las contribuciones de nuestros lectores y lectoras. Si deseas enviar un artículo o proyecto, contáctanos.